Me pregunto: ¿Cómo es mi amistad con Jesús? ¿Es realmente
comprometida o, simplemente, una simple amistad sin compromiso, de lo que
solemos llamar coloquialmente amigo?
Una amistad que no pasa más allá del compromiso de vernos, celebrar
la liturgia y cumplir con los preceptos y prácticas de piedad?
¿Dónde realmente estoy o donde me encuentro en este momento
de mi camino? ¿Y pienso quedarme donde estoy o me inquieto por caminar y
avanzar en mi compromiso de bautismo?
¿Cuento para ello con el Espíritu Santo, que para eso ha
venido en la hora de mi bautismo? ¿O voy por libre y según mis ideas y
apetencias?
Posiblemente, este tiempo de Adviento me venga bien para plantearme esta pregunta y discernir que Jesús espero y sigo. ¿Un Jesús de cumplimientos separado de mi vida, o un Jesús con el que me comprometo para, en Él, vivir mi vida? ¿Realmente, cuento, comparto y pongo mi vida en Dios?
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