Perdona Señor por las tantas veces que te he flagelado y martirizado. Perdona Señor por no escucharte y maltratarte. Hoy, viernes de dolor, tomo conciencia de las veces que te he flagelado y abandonado dejándote solo con tu Cruz.
Perdona Señor por tantos latigazos que a mí me corresponden. Perdona Señor por tantas injurias salidas de mis labios y de mi corazón. Perdona Señor por mi flagelación personal y por los desgarros corporales que te he infringido con mi suficiencia, soberbia y orgullo.
Perdona Señor porque una parte de esa Cruz que has tenido que cargar sobre tus hombros la he construido yo. Perdona Señor porque a pesar de todo lo que te he hecho Tú me amas y me continúas amando, y mueres cada día ofreciéndote al Padre por mí.
Perdona Señor por no responder a tanto amor. Dame la fortaleza y sabiduría de no dejar que se pierda tanto que has hecho y haces por mí. Dame la Gracia de levantarme y, cómo el hijo prodigo, retornar a Casa.
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