Tengo miedo de ser provocado y de no ser capaz de controlarme. Los sentimientos nos pueden traicionar. De hecho nos traicionan y nos sacan de nuestras casillas. Nos descontrolan. Y ese descontrol origina miedo, miedo a no poder responder de mí y cometer actos que no quiero cometer.
Prueba de ello es el arrepentimiento. ¿Por qué luego me llega el sentimiento y deseo de arrepentirme? No lo puede explicar otra cosa sino el hecho de sabernos que hemos actuado mal. Y también que en lo profundo de nuestro corazón bulle el deseo de repararla, de hacer el bien. ¿No es eso una prueba de que estamos prefigurados para amar?
Bien y sabias son las palabras del Papa Francisco cuando nos advierte que para "custodiar" también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura. Protejamos con amor lo que Dios nos ha dado.
2 comentarios:
Buen post mi querido Salvador.No hay que tener miedo a malas reacciones cuando nos instiguen,si tenemos amor, podemos controlarlas, eso no nos libra de que saquemos nuestro genio, a veces muy necesario, para establecer límites de respeto.
Tenemos un gran Papa, me siento feliz de ver cómo va trabajando.
Le dejo un poema de una señora que no sabe perdonarse a sí misma y dice ser atea, cuando sé que no lo es, de ahí que siente su conciencia acusadora.
RECOMIENZA
(Copla de pie quebrado)
Con vivir la vida entera
como Dios quiera que sea,
es prudente.
Pero si te desespera
es que pasas por atea,
aparente.
En la mañana despiertas
con tu alma tan enfrentada,
que te mueres.
Con las ventanas abiertas
y la mirada extraviada,
ves cómo eres.
Si la conciencia te acusa,
responde con tu ternura
sin vergüenza,
Perdónate muy bien y usa,
al Hombre que en su hermosura
Recomienza.
Autor Sor.Cecilia Codina Masachs
Gracias Salvador.
Le dejo mi ternura.
Sor.Cecilia
Qué interesante es esta reflexión. Desde luego, pienso que estamos prefigurados para amar, y sin embargo nunca me había planteado el porqué del remordimiento. Pero esta es una forma totalmente positiva de explicarlo.
Un abrazo!
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