EL CAMINO MÁS FÁCIL

Cuando las cosas se complican, lo inmediato es buscar el camino más fácil. En muchas ocasiones buscamos la solución que presenta menos problemas y dificultades y optamos por sacrificar nuestros gustos e ilusiones en aras de hacer lo más fácil y con menos esfuerzo.

Y cuando hablamos de cosas materiales o caprichos y gustos personales se puede comprender, aunque no pensemos lo mismo y no estemos de acuerdo, pero cuando el problema es de personas (ver aquí), las cosas cambian. Porque una persona está por encima de cualquier otra cosa y su valor no tiene precio. No, en cuanto valor crematistico, sino en cuanto que es un hijo de Dios y su dignidad no tiene discusión, y su vida nadie puede tocar.

Pero la realidad no responde a eso, sino que, como si de objetos se tratara, las personas, sobre todo los niños en el vientre de sus madres, son valorados y elegidos dependiendo de sus facultades físicas o anomalías que puedan presentar a la hora de ser concebidos. Miles y miles de niños son asesinados por la vía rápida ante las dificultades de prestarseles atención médica y cuidados necesarios para su supervivencia e integración en la vida humana. El camino más fácil es el elegido.

Y los responsables somos todos: Una sociedad que en lugar de prepararse y solidarizaese con esos niños, y prestarles toda clase de ayudas a esas familias, para que sus hijos sean atendidos y educados para una vida integrada socialmente, son aniquilados y asesinados porque al parecer es lo políticamente correcto. Sin lugar a duda, alguien nos pedirá responsabilidades al respecto.