miércoles, 22 de mayo de 2013

SÓLO A TI TE CORRESPONDE TOMAR TU PROPIA DECISIÓN



Nadie va a dar la cara por ti. Se acabaron los privilegios, los padres, hermanos y amigos. Serás tu solo y sin más ayuda que la de tu propia fe y amor. Responderás sin más de como has vivido y en lo que has creído, y darás plena justificación del por qué de tus acciones. No habrá otra ayuda sino tu propia verdad.

Cada persona tendrá que definirse ese día glorioso o penoso. De él dependerá toda la dicha o todo el mal. Mientras vivimos en el camino de nuestra vida y gozamos de la oportunidad de decidir bien para toda la eternidad. Y, aunque aquí gozamos de familia, amigos y privilegios, allá no nos servirán de nada. Se hace pues necesario buscar el tesoro que nos pueda servir para ayudarnos allá, y ese no es otro que el Amor.

Su existencia humana es absolutamente innegable. Históricamente, los primeros en proclamar su divinidad fueron los apóstoles y sus discípulos, que no creían en su misión trascendente (le traicionaron, abandonaron y negaron) que era el Mesías anunciado, el Hijo de Dios.

Sólo una acontecimiento les hace ver las cosas de otra forma: "Su Resurrección". Al verle vivo, oírle, tocarle, comer con Él y recibir su mandato: "Sed mis testigos en Jerusalén y por todo el mundo, bautizando a toda criatura en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Quien crea y se bautice se salvará; quien no crea se condenará".

Y desde aquí hasta nuestros días. No,( la Iglesia), ha recorrido el camino sola. Ha estado desde el principio auxiliada por el Espíritu Santo, venido de lo alto, quién ha fortalecido y asistido la voz de la Iglesia para anunciar y proclamar la Buena Noticia de la Salvación. Pero, antes, han tenido que padecer y sufrir lo indecible por obedecer a Jesús = Dios, antes que a los hombres.

La persecución les obliga a expandirse por el mundo, dando testimonio de su muerte y resurrección. No para hacerse ricos, famosos, poderosos... sino para morir pobres todos y además de un modo violento. Este es el núcleo histórico no "literario" del cristianismo.

Más de 21 siglos después, perdura vivo y candente el mismo problema: ¿es creíble el testimonio apostólico? ¿Mintieron o no los apóstoles y discípulos de Jesús? Cada persona tendrá que definirse.

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