Sabemos que la
mano de obra va quedando reducida en la medida que la técnica toma
participación en la elaboración de la producción tanto alimenticia como eléctrica,
mecánica y de cualquier tipo. La Informática es parte relevante de estos
adelantos en el sector productivo. Y la consecuencia de todo esto es que el
hombre ve reducida su participación en el sector laboral. Lógico que se sienta
amenazado por los avances tecnológicos.
Pero, simultáneamente
a estos problemas derivados de los avances están lo que nacen dentro del corazón
del hombre. Su naturaleza tentada por el egoísmo, envidia, odio, venganza,
ambición, riqueza, poder y agrega tú todo los que puedan faltar convergen en
sostener un conflicto de intereses y satisfacciones que mantienen al ser humano
en activo enfrentamiento. De esta manera nacen los enfrentamientos familiares,
vecinales, de barrios, de municipios, de pueblos, de provincias, de naciones y
de continentes. En una palabra nacen las guerras.
Claro está las
consecuencias. No hace falta comentarlas. Todos por experiencia sabemos de lo
que estamos hablando. Y por muchos remedios que pongamos el conflicto siempre
sigue abierto, activado y encendido. No hay otra solución que la de leer los
Evangelios y, en ellos, buscar soluciones que pasan por la verdad, misericordia
y amor. Es verdad, no es fácil, pero es la solución. Mientras el hombre no se
de cuenta de lo que es, de dónde viene y a dónde va, estará siempre en
conflicto y cometiendo disparates.
Solo una conversión desde su interior en lo más profundo de su corazón puede cambiar al hombre y darse cuenta de que nada hay más grande y gratificante que servir y amar. Y puesto por obra los resultados se experimentan inmediatamente. La dificultad está en el pecado. Nuestra naturaleza herida por él se corrompe, se vuelve egoísta, insolidaria, vengativa, ambiciosa y vuelve a la guerra. Y mientras vivan en esa actitud sus esfuerzos por la paz son vanos porque nacen de la mentira y el egoísmo. Terminarán cuando el hombre entienda que solo amando desde la verdad y el servicio gratuito como el mismo quisiera ser tratado, la paz será posible. En caso contrario, será Dios quien, cuando Él lo decida, pondrá fin a estas guerras.
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