Padre Pio de Pietrelcina |
No cabe duda que un milagro, algo
que supera y vence las leyes naturales, es algo verdaderamente
sorprendente. Pienso que Jesús hacía uso de ellos para llamar la
atención del hombre incrédulo y exigente, tal era Tomás, que necesitó,
después de vivir al lado de Jesús y ver todas sus obras, tocar su
costado y ver sus llagas de la mano.
Una
imagen vale más que mil palabras, y eso se comprueba con el milagro. El
P. Pio de Pietrelcina, el santo capuchino de las llagas, conocido en
todo el mundo, sigue haciendo milagros. Un sacerdote ortodoxo de Rumanía
se ha convertido al catolicismo con cientos de personas de todo un
pueblo. Les ha cambiado la vida y han construido un hospital para
enfermos terminales.
Víctor, el
sacerdote ortodoxo, no conocía al Padre Pio. Tenía a su madre enferma de
cáncer incurable con metástasis de pulmón generalizada. Y decidió ir a
Roma, donde tenía un hermano, pintor, de iconos, con el fin de que allí
la reconociera un famoso médico. Víctor viajó con su madre, Lucrecia, a
la ciudad, a la ciudad eterna, donde el médico especialista confirmó de
nuevo el grave diagnóstico.
Lucrecia se entretenía en ir con frecuencia al taller de su hijo artista. Y un día se fijó en la imagen del P. Pio que le llamó la atención y preguntó a su hijo: ¿Quién es este santo? El hijo le contó brevemente la vida del Santo capuchino de las llagas y la devoción que la gente le tenía. Desde aquel día la madre estaba frecuentemente sentada frente a la imagen del santo de Pietrelcina.
Lucrecia se entretenía en ir con frecuencia al taller de su hijo artista. Y un día se fijó en la imagen del P. Pio que le llamó la atención y preguntó a su hijo: ¿Quién es este santo? El hijo le contó brevemente la vida del Santo capuchino de las llagas y la devoción que la gente le tenía. Desde aquel día la madre estaba frecuentemente sentada frente a la imagen del santo de Pietrelcina.
Pasados
unos días su hijo volvió con Lucrecia, su madre, al hospital a una
nueva revisión, y los médicos "asombrados vieron que el cáncer terminal
que sufría esta mujer rumana había desaparecido completamente"
El
sacerdote Víctor comenzó a leer la vida del Padre Pio, contó el milagro
de su madre, que había vuelto curada, a los parroquianos que comenzaron
a conocer al Padre Pio. Y cuenta el sacerdote que no sólo él y su
familia, sino que la parroquia de 350 personas disidieron hacerse
católicos. Y no solamente eso, sino que se pusieron manos a la obra para
construir una Iglesia dedicada al Padre Pio.
Por
la intervención del "santo de las llagas" en este pueblo de Rumanía se
ha creado un hospital que atiende a enfermo terminales, gente sin
recursos y ancianos abandonados.
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