viernes, 17 de enero de 2014

NACER PARA VIVIR

 

A nadie se le ha pedido permiso para nacer. Naces y te encuentras con unos padres, a veces sin ellos, con unos hermanos y familiares que tú no has tenido oportunidad de elegir. No se ha contado contigo para venir a este mundo. Y es que no eres dueño de tu vida, salvo de vivirla en libertad, o lo que es lo mismo, vivirla en verdad y buscando el bien común.

¿Cómo quieres ahora ser el dueño de decidir su fin? La eutanasia nunca será un derecho porque para eso tendrás primero que ser el dueño de tu vida, y no lo eres. Es verdad que los últimos días de tu vida puedes sufrir, pero también puede ocurrir al principio, cuando naces, tanto a tu madre como a ti. Por eso, el aborto tampoco es ningún derecho.

Posiblemente, las horas de sufrimiento sean la última oportunidad que tienes para descubrir que la muerte no es el final de tu vida y que ese sufrimiento puede servir para probar muchas cosas. Tanto el amor de los otros, como tu propio amor para los demás.

La vida no nos pertenece, es simplemente un camino donde tenemos la oportunidad de ganárnosla para siempre e interrumpiéndola evitaríamos conseguirlo.

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